
Se montó una representación para entretener al público, y Hessie, casada con un director de una escuela para boxeadores en Massachusetts, se decidió a ser sparring, solo por divertimento. Conocía los movimientos por haber observado a su marido en su trabajo, y, cuando el campeón, previo acuerdo secreto, dijo en el ring que lo había desafiado una mujer, ella subió vestida con su blusa y su falda. Al campeón se le escapó un golpe muy fuerte, que dio de lleno en la cara de la pobre mujer. Esta, cabreada, le metió un gancho en la mandíbula que lo dejó tumbado por más de un minuto.
Causó tal sensación que decidieron seguir con la representación por unos meses más.
Extracto de la novela "La ciudad del silencio", por David Bea
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