Conflictos y lecciones: Aceptando las consecuencias

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Durante meses, aunque siempre sin dejar de trabajar, me he debatido internamente de forma muy dura acerca de la música. He tratado de huir de las canciones, justificando lo fugaz de las melodías como elemento principal de que la música no sirve nada más que para entretener, pero que es incapaz de tocar de manera definitiva las vidas. Esta mentira, fruto de decepciones, una tristeza natural y un intelecto que pide más de lo que puedo darle, ha sido hoy destapada e incluso pisoteada por un bebé de cuatro meses y medio.

Su terrible llanto de malestar y dolor ha sido la causa de que mi compañera, desesperada por el cansancio y la impotencia de no saber la causa de los males de la criatura, me ha pedido que cogiera mi guitarra y tratara de calmarlo un poco. Cuando nació el pequeño, justo en el momento que lo trajeron a la habitación, nos quedamos a solas él y yo, y le di la bienvenida con algunas canciones improvisadas; pero desde entonces, no he vuelto a hacerlo.

Esta noche le que quitado el polvo a ese aparato de madera con curvas, y le he sacado algo de espíritu. Inmediatamente, el bebé ha dejado de llorar, y me ha clavado sus enormes ojos azules en los míos, como diciendo que entendía mi lenguaje, y que le gustaba. Canciones mías, de Young, de Springsteen… ninguna de ellas le ha hecho apartar su mirada de la mía. Después, ha caído en un profundo sueño.

Y yo, he salido de una pesadilla para caer en un sueño apacible y esperado. La música es tan fugaz como la vida misma, congela los momentos que olvidamos para recordarnos lo que es importante y lo que no, y deja descansar el espíritu cuando éste no puede expresar que la carga que lleva es demasiado pesada. Esa es la lección que he aprendido hoy.

Y éste es el pensamiento que dejo escrito para el año que entra, que, más que feliz, espero que simplemente merezca la pena.
"Lo esencial ahora es saber si he calculado bien lo que voy a hacer y si estoy dispuesto a aceptar todas sus consecuencias."
Fiodor Dostoyevski
Crimen y Castigo