Nada más

De vez en cuando -gracias a Dios-, un hombre o una mujer se levanta y dice las cosas como son, sabiendo que no serán aplaudidos, ni recomendados, ni condecorados. Y creo que merece la pena. Solo una vida... ¿Para qué usarla intentando agradar a los demás a base de negarnos a nosotros mismos?

John Piper, en su libro "Las raices de la perseverancia", donde recoge las biografías de tres de los hombres más prominentes de su tiempo (siglo XVIII), John Newton, William Wilberforce y Charles Simeon, hace una radiografía de nuestro tiempo que, simplemente, asusta por su claridad:

“Estamos rodeados por una sociedad de cobardes emocionalmente frágiles, y formamos parte de ella. El espíritu de estos tiempos ha penetrado demasiado en nosotros. Necesitamos momentos con la clase de personas –vivas o muertas- cuya vida nos demuestre que hay otra manera de vivir.”

“Una de las marcas más extendidas de nuestros tiempos es la fragilidad emocional… Nos hieren con facilidad. Sollozamos y lloriqueamos con facilidad. Culpamos a los demás con facilidad. Nuestra felicidad se rompe con facilidad. Y nuestro compromiso con la iglesia también se rompe con facilidad. Nos descorazonamos fácilmente, y tal parece que tenemos poca capacidad para sobrevivir y prosperar en la presencia de la crítica y la oposición… Cuando los historiadores hablan de los rasgos característicos de los Estados Unidos en el último tercio del siglo XX, en su lista no aparecen el compromiso, la constancia, la tenacidad, la resistencia, la paciencia, la determinación ni la perseverancia. La lista suele comenzar con un interés en la autoestima que lo consume todo. Después siguen los subtítulos de la autoafirmación, la auto-exaltación y la autorrealización.”

Sólo eso, y "nada más", como decía el personaje de John Russell, interpretado por Paul Newman en una de las más grandes películas de los 60, "Un hombre", después de golpear a un indeseable en la cara con su escopeta por agredir sin razón a su amigo indio. Nada más. Porque, incluso si discrepáramos de unas afirmaciones como estas, ya estaríamos cayendo en nuestra propia fragilidad de discutir y evitar aquello que nos confronta con lo que somos.

Feliz final de verano.

1 coments:

Manuel Morrison dijo...

Vaya, vaya... nueva imagen. Está bonito el blog.

Volviendo al tema,la autocomplacencia es el eje sobre el que giramos en este artificial primer mundo; ya no luchamos por la libertad ni por conseguir pan para nuestros hijos. Nuestras metas ahora son conseguir la PS3, un coche nuevo, una cámara de video, etc. Somos niños sin valores, malcriados por unos intereses económicos que nos crean unas "necesidades" que nunca lo fueron y a su vez nublan nuestra vista de los problemas reales.
Al hilo dejo una parte del guión de la película "El Club de la Lucha" en el que habla sobre esto de una manera abrumadora: "- Eso podría ocurrir…no, veras, es que cuando compras algo sueles decirte: eso, ¡eso es lo que necesito! y lo quiero pase lo que pase. Tenía el problema solucionado, lo tenía todo, tenía un buen equipo de música, un armario que revosaba ropa de marca estaba acercándome…a la realización personal.
- Joder y ahora ya no te queda nada.
- Exacto, nada de nada.
- Lo superarás. ¿Sabes lo que es una nórdica?
- Un edredón.
- Si, una manta, una simple manta. ¿Por qué dos tipos como nosotros sabemos eso?¿Acaso resulta esencial para nuestra supervivencia en el sentido primitivo de la palabra? No. Entonces ¿Qué somos?
- Qué se yo…¿consumidores?
- Asi es, consumidores, subproductos obsesionados por un estilo de vida. Asesinato, delito, pobreza, son cosas que no me incumben. Lo que si me importa, son las revistas de famosas, una televisión con 500 canales, el nombre de alguien en mi ropa interior, crecepelos, viagra. Sucedáneos."
Al final concluye diciendo: lo que posees acabará poseyéndote.