En tu recuerdo

En tu recuerdo anuncio una ruptura con el silencio. Si antes de renacer me moría por no ser visto ni nombrado, ahora me desvivo por dar sentido a esta vida carnavalesca. Las malinterpretaciones denotan una falta de paciencia para escuchar, un vacío de amor, un muro entre los oidos y el aire... Ahora no me callaré. La fe no ha decrecido con el tiempo; más bien, a patadas se ha hecho de acero -acero sucio, frío, usado, pisoteado, pero inoxidable-. Tampoco ahora tengo ningún deseo de estar ahí, pero siento que es mi responsabilidad.
En tu recuerdo me levanto para decirte que me duele que no me comprendas, no porque necesite ser comprendido por alguien, sino porque necesito serlo por ti. Muchas veces me he levantado con el deseo de poner fin a todo, y cuando se ha puesto el día, aún me preguntaba cómo había llegado hasta el final. Eso se terminó. ¿Recuerdas cuando el Rey me habló y me dijo que me pusiera la armadura y saltara al campo de batalla?. Esperaba palabras de consuelo, y se me dieron órdenes para la guerra. Tú me diste el apoyo del guerrero que lucha en el mismo bando: los guerreros de las "buenas nuevas", los soldados de la paz. Antes palpaba más tu sensibilidad, extraña y deshauciada, como tú mismo, pero tuya, al fin y al cabo...

En tu recuerdo te digo que la amistad no tiene límites, en ningún área de la vida, en ningún momento. NADA de lo que podamos hacer puede ir más allá de la amistad, porque TODO en la misma está más allá por su propia naturaleza. No me cansaré de hablar para defender nuestra causa. Si en el fulgor de la batalla, cuando la pasión de nuestros corazones se desborde tanto que se pueda nublar la vista, y podamos pensar que uno de nosotros es el contrario, recuerda que me desangraría lentamente mientras se comen mi corazón antes de perderte. Yo no soy tu enemigo, ni siquiera un amago de enemistad. Ni siquiera un pensamiento de ella. Ni siquiera un reflejo.

En tu recuerdo, diré que estoy cansado. Pero que no doy mi brazo a torcer, que no me rindo, que el ring sigue iluminado y la entrada es demasiado cara esta noche. Porque quizá sea yo mañana el que necesite ser recordado, y por entonces, no me gustaría sentirme sólo y abandonado.